Tras “Juegos de maldad”,
la autora presenta “El sueño de los
inocentes” (Grijalbo), ambientada en un pueblo envuelto en leyendas y en el
que alguien está imitando a Gilles de Rais, un asesino del siglo XV.
Iris ha vuelto a tener el mismo sueño que la desvela cada
noche. Decide aceptar la invitación de su tía a pasar el fin de semana en el
pueblo al que iba de pequeña. Allí podrá olvidarse de los casos del bufete, de
los mil y un problemas y de Barcelona. Y sobre todo, podrá descansar y dormir de
un tirón.
Carlos, cabo de los Mossos d’Esquadra, estudia el plano del
parque natural en el que se encuentra enclavado Rocablanca, mientras organiza
las tareas del equipo de búsqueda. Tiene un mal presentimiento, en otoño los
días se acortan y el tiempo corre en su contra.
Nada más entrar en la plaza del pueblo, Iris se fija en una
pancarta: «Vamos a encontrar a Julián». De pronto un coche embiste el suyo por
detrás. Cuando el conductor, un forastero instalado en un viejo caserón
restaurado, baja para disculparse y le estrecha la mano, a ella se le eriza la
piel. Esa misma noche el sueño se repite.
Pronto se verá envuelta en una investigación criminal que da
nuevo sentido a las pesadillas de las que quería huir. Hay vidas de inocentes
que dependen de que empiece a investigar en sí misma, en su pasado y en lo que
está sucediendo en Rocablanca.
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