Ahora que se acaba el año, he decidido destacar algunos de los libros que he leído en estos últimos doce meses. Para que no sea demasiado largo, me quedo con diez de ellos (creo que ya os he hablado de todos, pero aquí va un pequeño resumen).
El primero de ellos es “El reino del azahar” de Linda Belago, una landscape novel con la que comencé el año, y que me apasionó desde la primera página. La trama se desarrolla en las antiguas colonias holandesas, y contiene amores imposibles, rebeliones de esclavos, aventura…el esquema es el mismo que en otros libros del género, pero la autora lo narra de un modo fantástico.
Otro libro que me encantó, y que también se enmarca en dicho género, es “El sueño de las Antillas” de Carmen Santos, pero en esta ocasión, la protagonista se ve sola y desamparada en Cuba, y tiene que trabajar en un burdel para seguir adelante. No hace falta que os diga que le ocurre de todo a esta mujer.
Uno de los libros más esperados del 2013 fue la tercera novela de Ildefonso Falcones, “La reina descalza”, y la verdad es que no me defraudó. La historia de una gitana del barrio de Triana, que tiene que huir ante la persecución a la que se ven sometidos los de su raza es apasionante, y va acompañada de un gran trabajo de documentación sobre la época, como es habitual en el autor.
En cuanto al género policíaco, me quedo con dos títulos muy diferentes. Por un lado, “El guardián invisible” de Dolores Redondo (y su continuación, “Legado en los huesos”), que mezcla investigación criminal con mitología en el valle del Baztán. Por otro, “La última noche de Víctor Ros”, de Jerónimo Tristante; es la cuarta novela protagonizada por este detective, y creo que es la mejor de la serie (hasta ahora).
No puedo obviar “El invierno del mundo” de Ken Follet, el segundo título de una trilogía, y que me ha gustado aún más que su predecesor; no veo el momento de que se publique el desenlace. “Las tres heridas” de Paloma Sánchez-Garnica es un libro del año anterior, pero que leí en 2013 al publicarse en edición de bolsillo. Es una historia sobre la guerra civil, pero no es cualquier historia.
Otra novela que me encantó fue “Ashford Park” de Lauren Willig, una autora que no conocía, pero que pienso tener en cuenta en el futuro. Devoré en pocos días la historia a caballo entre Nueva York y Kenia, con secretos del pasado incluidos.
También en este 2013 regresó Julia Navarro con “Dispara, yo ya estoy muerto”, un libro que narra cómo la amistad puede estar por encima de los conflictos más sangrientos; en este caso, las luchas entre árabes e israelíes. Un relato que, además de mantener intrigado al lector, ayuda a entender cómo se originaron estas confrontaciones. Y por último, volvemos a África con “La hija de la criada” de Bárbara Mutch, que narra el racismo Sudáfrica, contado por una mujer de color que se ve rechazada por blancos y negros y aún así, lucha por salir adelante.
Esto sólo ha sido un pequeño resumen del 2013 que ahora termina; tengo por delante doce meses en los que seguir disfrutando de grandes historias y poder descubrir nuevos autores. ¡Espero vuestras sugerencias! ¡Feliz 2014!