En mi afán por seguir descubriendo nuevos autores, di con esta novela de Care Santos. Sé que ha publicado otras dos después, pero investigué las opiniones de los lectores en la red, y me decidí por esta.
Es una de esas historias plagadas de secretos del pasado que salen a la luz después de muchos años. Pero la originalidad reside en el narrador: una voz impersonal, una suerte de presencia que habita en la casa familiar y va narrando los pecados y secretos de sus habitantes.
Otro de los alicientes es la combinación de dos tiempos en la narración: la actualidad, de la mano de Violeta Lax, descendiente de la familia, y el pasado, que se va contando sin orden cronológico pero, al final, todas las piezas encajan. Y también la forma de alternar el relato clásico con otros formatos, como crónicas periodísticas de la época, correos electrónicos y apuntes de obras de arte.
Care Santos combina además personajes de ficción con otros reales, y sitúa la historia en el tiempo (finales del siglo XIX y principios del XX), añadiéndole hechos históricos bien documentados en la Barcelona de la época.
Al final, este relato es como una de esas muñecas rusas: de cada personaje, de cada situación, surgen nuevas incógnitas, nuevos secretos, y hay que destacar el arte de la autora para conseguir que no quede ningún cabo suelto, a pesar del aparente desorden en que va desarrollando la trama.
Me ha gustado tanto este libro que ya tengo en mente adquirir “El aire que respiras”, su siguiente novela, aunque he leído opiniones muy diversas sobre este libro. Si alguno de vosotros lo ha leído, me gustaría conocer vuestra opinión.