Esta primera novela de Natalia Sanmartín Fenollera se ha presentado como uno de los libros revelación de este 2013. La curiosidad me pudo, y comencé a leerlo con muchas ganas, pero una vez leído el primer capítulo fui perdiendo el interés.
La historia es un homenaje a los libros y a lo que podemos aprender de ellos, y también pretende ser una fábula sobre la importancia y la belleza de las cosas sencillas. La protagonista, Prudencia Prim, acepta un trabajo como bibliotecaria de un señor muy peculiar, que vive en San Ireneo de Arnois, un pueblo en el que la gente reniega de la modernidad.
Prudencia debe adaptarse a la forma de vida de la localidad, algo que no le resulta fácil, al tiempo que debe enfrentarse a pequeñas luchas dialécticas con su jefe, y hacer amistades entre los vecinos. Pronto descubrirá que en realidad no es un pueblo, sino una colonia, a la que la gente ha acudido a refugiarse. Pero, ¿de qué exactamente?
La forma en la que la autora da a entender que hay cosas ocultas en el pasado de los personajes, dando muchos rodeos, es uno de los factores que me han parecido desacertados. También las diferentes conversaciones sobre temas filosóficos (el sofismo, Virgilio…) añaden lentitud al relato. Debo reconocer que la idea de desarrollar la trama en un pueblo ficticio que parece vivir al margen de la actualidad es algo sugerente, pero finalmente, se ha quedado en mera intención.
Tengo unas ganas locas de leer este libro, decidiendo si libró o ebook. Pero según tu comentario parece que no te ha convencido! Ya te contaré si finalmente lo leo, aunque creo que sí.
ResponderEliminarUn abrazo!
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La verdad es que esperaba otra cosa...pero de todos modos, es interesante descubrir nuevos autores, igual te gusta. A fin de cuentas, las reseñas que escribo no dejan de ser opiniones personales.
ResponderEliminarUn saludo!!