Barbara Mutch, incluyendo la experiencia de sus propios abuelos, nos presenta “La hija de la criada” (Alianza Editorial), una de esas novelas épicas que atrapan desde el primer capítulo. Como afirma el diario Queensland Times: “Una historia de crueldad, amor, esperanza y redención”.
En 1919, Cathleen abandona su país y se traslada a Sudáfrica para casarse con su prometido, al que no ve desde hace cinco años. Pero su vida no será lo que ella esperaba. Aislada en un entorno solitario e inhóspito, se refugia en escribir su diario y criar a sus dos hijos. También a Ada, la hija de su criada, a quien enseña a leer y a tocar el piano, y a quien considera como una hija.
Todo se complica cuando Ada descubre estar embarazada de un hombre blanco, en un país que no tolera las relaciones interraciales. Rechazada por ambas comunidades, y con el sentimiento de haber decepcionado a Cathleen, huye para sobrevivir y garantizar el futuro de su hija. Pero Cathleen será su gran apoyo.
En una época complicada, y en un país en el que la segregación era ley, ambas mujeres deberán apoyarse mutuamente, y con ellas el lector comprobará que, a pesar de la maldad humana, la amistad y el amor perduran.
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