Tras “La sal de la
tierra”, el autor publica en febrero la continuación, “La luz de la tierra” (Grijalbo), en la que regresa a la Europa del siglo XIII.
Ducado de Alta Lorena, 1218. Después de su lucha contra el
clero y la nobleza, el comerciante Michel de Fleury se ha convertido en alcalde
de Varennes Saint-Jacques. Sus objetivos siguen siendo los mismos: alcanzar la
justicia y la honestidad y rebelarse contra los poderosos que llevan años
oprimiendo al pueblo.
Por su parte, Rémy, el hijo de Michel, sueña con fundar una
escuela donde todos puedan aprender a leer y a escribir, un empeño que le
enfrenta directamente al abad, que ve tambalear el poder que siempre ha
ostentado.
Pero cuando Varennes está a punto de convertirse en una
ciudad próspera y un ejemplo de comercio y educación, los enemigos de los
Fleury tejen una mezquina red de conspiraciones que hundirá a la ciudad en un
abismo de pobreza de la que solo saldrá cuando el pueblo se atreva a
enfrentarse a sus opresores y cuando en la tierra brille la luz de la libertad.
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