En “Ojalá estuvieras
aquí” (Maeva) volvemos a encontrarnos con el inspector Monfort, al que ya
conocimos en “Mañana, si Dios y el Diablo
quieren”. Por cierto, este último sale a la venta en bolsillo, coincidiendo
con el lanzamiento de la segunda entrega protagonizada por él.
Un hombre aparece degollado en el Mercado Central de Castellón,
junto al cuarto donde se guardan los enseres de limpieza. Se trata de un
empresario, Pedro Casas, que se dedicaba a comprar baratijas en China para
luego venderlas en tiendas de bajo coste.
El comisario Romerales vuelve, una
vez más, a solicitar los servicios del carismático inspector Monfort, que está
viviendo una etapa difícil, pues su madre se debate entre la vida y la muerte
en el Hospital de Sant Pau de Barcelona.
En una trama paralela que sucede en el pasado, una joven
pareja con una vida complicada, decide abandonarlo todo y huir a un lugar donde
nadie les conozca. A él le gusta boxear. A ella le gusta otro tipo de actividades
menos recomendables. La vida de estos dos jóvenes será la clave para la
resolución del caso, en el que el inspector Monfort, la agente Silvia Redó, los
agentes Terreros y García, y el comisario Romerales trabajarán sin tregua.
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