Tras “Maestra”, la
autora continúa la saga con “Dómina”
(Roca Editorial), en el que Judith Rashleigh vuelve a enfrentarse a su pasado.
La protagonista ha podido pasar de ser una becaria explotada
en una casa de subastas a convertirse en una marchante de arte internacional. Judith
ha dejado una estela de sangre en su camino, pero su nueva vida como galerista
en Venecia, rodeada de elegancia y codicia, representa lo que siempre ha
querido ser. Y, además, a puerta cerrada, la alta sociedad ofrece un montón de
lujuriosas actividades de las que continúa disfrutando.
Mientras ella maquina su futuro en medio de este sofisticado
ambiente, su pasado reaparece de nuevo; Judith creía haber huido de París sin
dejar rastro, pero cometió un pequeño error que la puede señalar directamente
como culpable.
Judith también oye en una fiesta un comentario aparentemente
inocuo, pero que le revela que alguien la está vigilando. Sin inmutarse, sigue
pensando en su carrera con una despreocupación singular, mientras es invitada a
valorar una colección de arte contemporáneo en la mansión privada de un
millonario ruso. Una colección de arte que Judith considera impresionante, pero
que se niega a valorar. A partir de aquí, empieza una campaña siniestra de
terror sutil al más puro estilo de la
Stasi.
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