Hacía mucho tiempo que deseaba reencontrarme con el Arturo Pérez-Reverte de las primeras novelas (“El maestro de esgrima”, “El club Dumas”, “La tabla de Flandes”), y al fin lo he conseguido.
Aunque he de reconocer que su anterior libro, “El tango de la guardia vieja”, me gustó mucho, no tenía la acción ni la intriga de esta última novela. En “El francotirador paciente”, el autor se sumerge en el mundo de los graffiteros, algo muy original y muy poco trillado en las historias de acción. Documentándose, como siempre hace, teje una intriga que lleva al lector por varias ciudades (Madrid, Nápoles, Lisboa…) y que le mantiene en vilo desde el primer capítulo.
Se trata de dar caza a Sniper, un graffitero al que varias personas persiguen desde hace años, pero del que nadie conoce su verdadera identidad, ni siquiera su rostro. Idolatrado por el resto de artistas callejeros, que le rinden una lealtad absoluta, es capaz de los mayores desafíos, poniendo en jaque a la policía, que nunca ha conseguido pillarle.
Lex es contratada para encontrarle y convencerle de aparecer en una edición sobre arte. Sabe que su misión será muy complicada, pero no se imagina los riesgos que llegará a correr. Y en el transcurso de sus investigaciones, iremos conociendo más cosas sobre ella.
Puede que no sea imparcial, porque Pérez-Reverte es uno de mis autores de cabecera, pero os recomiendo esta novela, especialmente si os gusta el género de intriga y queréis un libro que contenga acción y datos interesantes sobre un mundo, el del graffiti, poco investigado hasta el momento en el mundo literario.
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