Esta novela con tintes autobiográficos ha sido toda una
sorpresa en ese país. “Que todo sea como
nunca fue” (Seix Barral) es uno de esos libros que adquieren fama gracias
al “boca-oído”. En nuestro país se publica a principios de 2015.
Joachim Meyerhoff nos habla de una familia común en un lugar
extraordinario, y de sus esfuerzos por mantenerse unida frente al paso del
tiempo. Con humor y ternura, relata la infancia del hijo del director de un hospital
psiquiátrico de niños y adolescentes.
Ese niño (que no es otro que el propio
autor) pasa su infancia peleando con sus hermanos mientras intenta llamar la
atención de su admirado padre. Su sensación de incomprensión solo se calma al oír
las voces de sus vecinos dementes, y sólo es feliz corriendo por los jardines
del hospital a hombros de un paciente gigante.
Meyerhoff evoca su infancia y su pérdida, la añoranza que
persiste pese al paso de los años y sobre todo la memoria, la única que puede
salvarnos y a la que debemos estas páginas locamente entretenidas, vívidas y
curiosas.
El autor es también es actor, y aunque esta es la primera de
sus novelas que llega a nuestro país, ha publicado antes, e incluso ha sido
reconocido con el Premio de Literatura Bremen Avance.
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