Al hilo del éxito de la novela, Deborah Davis ha ido
siguiendo la historia de esta tabla y de la vida atormentada de su autor, que
vivió en la misma época que Rembrandt y Vermeer, pero no tuvo en vida el éxito
de sus maestros, y murió en circunstancias trágicas en la ciudad de Delft el
día en que un almacén de explosivos saltó por los aires, llevándose por delante
su vida y buena parte de su obra.
Ahora, casi cuatro siglos después, Donna Tartt ha rescatado
para todos la mirada alerta y vigilante de este pájaro, la calidez de su
cuerpo, y Deborah Davis ha querido descubrirnos en “El jilguero y Fabritius” (Lumen) el perfil del hombre que lo creó.
Davis es una prestigiosa autora norteamericana, que ha
publicado siete ensayos -entre ellos, uno dedicado al artista John Singer
Sargent y otro al escritor Truman Capote- relacionados con la pintura, la
literatura y la sociedad estadounidense.
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