«La historia de Ana es
la de una chica que llegó a todo el mundo con la simple humanidad de su diario.
Mi historia es diferente. También fui víctima de la persecución nazi y me
enviaron a un campo de concentración pero, a diferencia de Ana, yo sobreviví.»
Esta es la presentación (grosso modo) de Eva Schloss, y la
principal diferencia en su vida y la de su hermanastra, Ana Frank. El padre de
Ana, Otto, se casó con la madre de Eva, y así pasaron de ser amigas a
pertenecer a la misma familia.
Nacida como Eva Geiringers en Austria, a los nueve años su
familia escapó del país tras la invasión nazi, recalando finalmente en Ámsterdam,
Holanda, en la casa contigua a la de la familia Frank.
Así como les sucedió a los Frank, los Geiringers decidieron
esconderse después de que a Heinz, el hermano mayor de Eva, le llegara la
citación para ser llevado a un campo de trabajo.A partir de 1942, cuando se
intensificó la persecución contra los judíos, ambas familias subsistieron dos
años en la clandestinidad, hasta que fueron descubiertos por el régimen nazi y
trasladados al campo de concentración de Westerbork y, más tarde, a
Auschwitz–Birkenau.
Eva consiguió sobrevivir. Sesenta años después de aquello,
algo la obligó a contar con una sinceridad apabullante su vida antes y después
del campo. Y lo cuenta en “Después de Auschwitz”
(Planeta), un emocionante relato sobre todo lo que sucede después de sobrevivir
a una tragedia sin precedentes.
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