Aunque no estaba indicado en ninguna parte, éste libro es la
continuación de “El reino del azahar”,
la primera novela que leí de Linda Belago, y de la que ya os he hablado, porque
me encantó. Una sorpresa de la que me di cuenta al empezar a leer el libro, ya
que los nombres de los personajes me sonaban.
Esto parecía un aliciente, ya que la primera parte la devoré
en pocos días, pero en realidad, ha hecho que el libro me resultara más
complicado y más lento. Leí “El reino del
azahar” hace dos años, y aunque recordaba algunas partes de la trama, otras
las había olvidado y, además, hay que tener en cuenta los lazos de parentesco
entre los personajes, una cuestión bastante complicada. Eso sí, la autora ha
incluido un pequeño árbol genealógico al principio del libro para facilitar su
comprensión.
En esta ocasión, la historia continúa incluyendo a una
familia originaria de la India ,
que va a trabajar a las plantaciones del Surinam, tras la liberación de los
esclavos. Desde el primer momento, sus costumbres y su religión chocan con la
sociedad colonial, y también desde el principio la vida de Inika, una niña
india, se complica.
Pero además de Juliette, Jean, Martin, Henry y Kari, los
protagonistas del primer libro, reaparece el malvado Pieter, y al grupo se
suman Karina, hija de Kari; Sarina, la madre de Inika; Wim, primo de Juliette;
y Thisj, un recién llegado al país y que posee una plantación vecina.
No os voy a engañar: en este libro también suceden un montón
de cosas, casi todas trágicas, y parte de la trama también transcurre en Ámsterdam,
lo que en principio anima a seguir leyendo, pero es cierto que esta novela me
ha resultado más pesada, la historia no me ha enganchado tanto como la primera.
Quizás hubiera sido mejor que “El reino
del azahar” no tuviera continuación…a veces da la impresión de que se
alargan las historias para mantener la atención de los lectores, y se consigue
lo contrario.
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