Primer título que llega a mis manos de Josephine Pennicott. Os
adelanto que me ha dejado una sensación agridulce. En primer lugar, la historia
atrapa, y contienen sorpresas, pero se va desinflando a medida que vas leyendo.
La novela gira en torno a Poet’s Cottage (la casa del
poeta), a la que hace referencia el título. En esa mansión ocurrió un terrible
asesinato en la década de los años treinta, y nunca se supo quién fue el
asesino. Ahora, la nieta de la mujer asesinada ha heredado la casa y regresa
allí con su hija para iniciar una nueva vida.
Desde que llegan al pequeño pueblo de Pencubitt, en la costa
tasmania, son el centro de atención de los chismosos de la localidad, y entre
rumores y cotilleos, van averiguando detalles de la historia familiar que se
habían querido mantener ocultos. Además, parece que la casa está encantada, y
que los viejos fantasmas recorren sus estancias…
Si he de destacar algo bueno de la historia, es el hecho de
alternar dos épocas distintas: los años treinta, en los que conocemos a la
bohemia y extravagante Pearl Tatlow, y la actualidad, cuando Sadie-nieta de
Pearl- llega al pueblo y empieza a encajar las piezas del misterio que rodea a
la casa y a su abuela.
Pero, aunque no voy a desvelar el final del libro, si he de
decir que se resuelve el misterio de golpe, se deberían haber añadido unas
cuantas páginas más para incidir en este punto. Todos son sospechosos de haber
asesinado a Pearl, pero al final, la autora pasa de puntillas sobre el
verdadero culpable y la resolución del caso.
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