Esta es una historia para incondicionales del realismo
mágico. Es decir, si sois seguidores de autores como Gabriel García Márquez o
Isabel Allende, esta novela de Sofía Segovia os va a gustar; pero si no es así,
os va a desconcertar un poco.
El libro cuenta la historia de una familia de terratenientes
mexicanos a través de los recuerdos de Francisco, un anciano que va desgranando
su historia familiar a bordo del taxi que le lleva de vuelta a la casa donde
creció.
Gran parte de sus recuerdos están protagonizados por
Simonopio, un niño que apareció abandonado y rodeado de un enjambre de abejas
que le acompañaron de por vida, y con las que podía entenderse. Crecieron como
hermanos, pero sucesos trágicos e inesperados hicieron que tomaran caminos
distintos.
Y es precisamente ese personaje de nombre curioso,
Simonopio, el que dota de magia y fantasía al relato, que alterna la realidad
con el mundo de los sentidos y las sensaciones, con los recuerdos del
protagonista y los que añade el narrador, porque el niño que un día fue
Francisco ha borrado de su mente lo que le causaba daño.
Es una historia para leer con calma, con atención, para
saborear y sentir cada pasaje, para recrearse en las sensaciones y en los
detalles que la naturaleza nos puede proporcionar. He de admitir que hay
momentos en que el relato se ralentiza, aunque hay giros inesperados en la
trama que vuelven a atraer la atención, y eso se agradece. En resumen, un libro
original y diferente.
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