Conocido por escribir varias novelas con su pareja, Maj
Sjöwall, Per Wahlöö también fue autor de algún título por su cuenta, y esta es
la prueba: “Asesinato en la planta 31” (RBA), de inminente publicación en nuestro país.
En un país sin nombre, y en un momento futuro por
determinar, la principal corporación mediática, con sede en un rascacielos
icónico, recibe una amenaza de bomba. En el edificio se publican docenas de
periódicos y revistas dirigidos a anestesiar a una sociedad post-apocalíptica y
totalitaria, donde la intimidad y la disidencia están perseguidas.
La amenaza obliga a desalojar el edificio y a parar la
producción, lo que provoca pérdidas millonarias, pero el sistema no permitirá el
menor indicio de terrorismo. El implacable comisario Jensen, que no ha fallado
en ninguna de sus misiones, dirigirá la investigación, aunque solo tendrá siete
días para interrogar a los pocos sospechosos que hay, encontrar al culpable y
cerrar el caso.
Maj Sjöwall y Per Wahlöö son la pareja más conocida de la
literatura negra sueca. Sjöwall, empleada de una importante editorial, conoció
a Wahlöö cuando este ya había publicado varios libros. En 1962, se casaron e
iniciaron una brillante carrera conjunta, dedicada al género criminal.
Su obra, traducida a más de treinta idiomas, la conforman diez
novelas protagonizadas por el comisario Martin Beck: “Roseanna”, “El hombre que se esfumó”, “El hombre del balcón”, “El
policía que ríe”, “El coche de bomberos que desapareció”, “Asesinato en el
Savoy”, “El abominable hombre de Säffle”, “La habitación cerrada”, “El asesino
de policías” y “Los terroristas”. Wahlöö
falleció en 1975.
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