Esta novela tiene bastantes puntos en común con “El jinete del silencio”: el protagonismo
que el autor, veterinario de profesión, otorga a los caballos, es el principal,
pero también el que se trate de una novela histórica y de aventuras.
Desde el primer capítulo conectas con Diego, el
protagonista, que sufre una terrible pérdida nada más comenzar la historia, y
con su inseparable compañera, la yegua Sabba. Ambos recorren buena parte de
península ibérica a principios del siglo XIII, cuando las luchas entre
cristianos y musulmanes estaban a punto de culminar en la batalla de las Navas
de Tolosa.
Durante su periplo, conoce gente de muy diversa condición. Galib,
un albéitar con el que descubrirá su pasión por la ciencia veterinaria; su
esposa Benazir, la bella Mencía, el caballero calatravo Bruno de Oñate…y con
ellos se verá envuelto en diversas situaciones y peripecias.
Aparte del trabajo de documentación realizado por el
escritor, hay que destacar la sencillez con la va desgranando hechos y datos
históricos, y la agilidad que imprime al relato, intercalando las experiencias
del protagonista con los de sus hermanas, cautivas en un harén en Marrakech. También
hay que destacar los cambios de escenario y de condición del personaje, que
pasa de ser un humilde posadero a un reconocido albéitar e incluso un espía
para el rey de Castilla.
Pero el tema de fondo de esta novela es el nacimiento de la
profesión veterinaria en nuestro país: sus inicios, sus fuentes, quiénes fueron
los primeros en practicarla. Es un tema que no se ha tratado casi nunca en
ninguna novela de estas características y eso es algo que yo, siempre a la
búsqueda de nuevas tramas y escenarios literarios, agradezco muchísimo.
Si no conocéis a Gonzalo Giner, os recomiendo
encarecidamente cualquiera de sus tres novelas, aunque sin lugar a dudas, me
quedo con ésta.
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