“Sombras sobre el Nilo” (Bóveda) es una de esas novelas que te llaman la atención por el título. O al menos, es lo que me ha sucedido a mí: he visto el libro en la librería, y ya lo he incluido en mi lista.
La vida de la niña Jessie Kenton, nacida en una familia de clase media alta, gira alrededor de su hermano pequeño Georgie, que padece un grave trastorno emocional. Una noche, sus padres se llevan a Georgie y lo sustituyen por Timothy, un huérfano al que acaban de adoptar.
Tras el dolor por la separación, Jessie se irá encariñando con Timothy, pero nunca olvidará a Georgie. Veinte años más tarde, Timothy se ha convertido en un prometedor egiptólogo del Museo Británico, y un día desaparece misteriosamente.
En compañía de Sir Montague Chamford, Jessie emprenderá la búsqueda de su hermano por Egipto, a partir de las pistas que ha ido dejando, inspiradas en los casos de Sherlock Holmes. Jessie desconoce que Timothy ha forjado un extraño vínculo con Georgie, y que al intentar resolver la desaparición de uno acabará descubriendo lo que sucedió con el otro.
Kate Furnivall es hija de padres ingleses y ruso-daneses, y nieta de una bielorrusa que huyó a China después de que se desatara la revolución de 1917. A partir de la historia de su madre, refugiada en China tras la revolución soviética, escribió “La concubina rusa”.
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