También he comentado en más de una ocasión que sus libros son ideales para pasar el rato (algo que me parece perfecto; un libro también ha de entretener), y que son historias ligeras, no dignas del premio Nobel, pero muy amenas. Sin embargo, esta novela me ha costado un poco terminarla.
Es, al igual que sus otros libros, una historia de amor y amistad, con personajes que podrían existir perfectamente en la vida real, en cualquier lugar de Irlanda. En esta ocasión los protagonistas son Clare y David, dos adolescentes de Castlebay: ella es de familia humilde, y él es el hijo del médico de la localidad. Pero ambos tienen en común su deseo de abandonar el pueblo y progresar en la vida.
El destino querrá que sus caminos vuelvan a cruzarse años después en Dublín, se enamoren y se casen. Pero las circunstancias de la vida (la familia, las obligaciones, el embarazo no previsto de Clare) harán que sus planes se trunquen. Será una prueba que el destino les pone para comprobar si sus sentimientos son verdaderos.
Tengo la impresión de que uno de los factores que ha hecho que el libro no me enganche es la duración de los capítulos (muy largos), y quizás también que la primera mitad del libro se desarrolla con mayor lentitud. Finalmente, acabas metiéndote en la historia, pero no con tanta facilidad como con otras novelas de esta autora.
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