Este es uno de esos libros que me han llamado la atención
desde el primer momento, y en esta ocasión, mi intuición ha funcionado. Es la
primera vez que leo algo de Jan Guillou, un autor sueco que ha escrito varias
novelas, entre ellas, una trilogía dedicada a los templarios. Con “Los puentes del mañana” comienza otra
serie integrada por tres volúmenes, que abarcarán todo el siglo XX.
La novela cuenta la historia de tres hermanos nacidos en una
pequeña población pesquera de Noruega. Lauritz, Oscar y Sverre quedan huérfanos
tras morir su padre en el mar. Comienzan a trabajar, y tienen la suerte de que
un hombre acaudalado descubra su potencial y decida costear su educación. Una
vez que terminen la universidad, deberán trabajar en la construcción de una línea
de ferrocarril en su país, para devolver el favor. Pero la vida da muchas vueltas, y sólo Lauritz regresará a casa para cumplir lo acordado. Oscar huye a África tras un desengaño sentimental, y Sverre se marcha a Londres para vivir un amor imposible. Lauritz también había hecho otros planes, pero ante la fuga de sus hermanos, se ve obligado a cumplir por los tres.
Así, asistimos a la evolución del transporte en los inicios
del siglo XX, ya que tanto Lauritz como Oscar se dedican a la construcción de
líneas de tren (aunque la vida de Oscar en el continente africano es algo más
emocionante). Pero se echa en falta saber qué pasó con Sverre, cómo fue su vida
en Londres, si tuvo tanto éxito cómo se esperaba de él…supongo que el autor se
ha reservado esta parte para los dos siguientes libros.
Y precisamente por eso, por querer saber más, por ver cómo
se las arreglan los tres hermanos durante la II Guerra Mundial (se supone que
el segundo volumen tratará sobre ello), vale la pena seguir leyendo a Jan
Guillou.
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