Vuelvo a la carga una semana más con tres recomendaciones de mi biblioteca particular. La primera de ellas es “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luca de Tena. Un libro que aborda la fina línea que separa la cordura de la locura, a través de una mujer que es ingresada en un sanatorio mental, y que desconcierta a los médicos que la tratan.
Alice Gould es una mujer muy inteligente, que es ingresada en una institución mental ya que los médicos consideran que su principal objetivo es matar a su marido. Ella, sin embargo, está convencida de ser una investigadora privada a cargo de un equipo de detectives. Su aparente normalidad hace dudar a los médicos: ¿está perturbada o ha sido encerrada injustamente?.
Mi segunda recomendación es un libro totalmente distinto, “El hombre que susurraba a los caballos”, de Nicholas Evans. Es una historia preciosa que trata sobre todo de sentimientos, de solidaridad, de superación personal. Era inevitable que fuese llevada al cine, y el responsable de la adaptación fue Robert Redford.
La vida de una niña cambia radicalmente tras un accidente, y trunca también su especial relación con su caballo. Su madre decide recurrir a un hombre del que dicen que tiene poderes especiales para comunicarse con estos animales. Con su ayuda, la niña se enfrentará a sus miedos, y todos los que le rodean también cambiarán su forma de ver la vida.
Y para terminar, os recomiendo “Los que nos salvaron” de Jenna Blum. Es otra historia más sobre los horrores del nazismo, sobre cómo miles de personas tuvieron que hallar la manera de sobrevivir en aquella época, una de las más funestas de la historia reciente.
Trudy sólo tenía tres años cuando fue a vivir a Minnesota, después de su liberación por parte del ejército americano. Su madre nunca ha querido recordar nada relacionado con su vida en Alemania, pero al morir ésta, Trudy encuentra una foto suya junto a un oficial alemán. Al investigar, descubrirá el porqué de su negativa a recordar, y también cómo tuvo que esforzarse para sobrevivir, además de afrontar el sentimiento de culpa.
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