Hace unos días, buscando entre diversos títulos que estaban en oferta en la librería, me topé con esta primera novela de Eduardo Roca, publicada en 2011, y que tuve intención de leer cuando se publicó, pero luego le perdí la pista. (Hay tantos libros para elegir, que es inevitable tener que descartar alguno).
Pero al verlo, no me lo pensé dos veces. Y me alegro de haberme reencontrado con esta novela, porque desde que la empecé, hace tres días, no he podido dejarla. Está ambientada en Colonia, en el siglo XV, cuando el poder de la Iglesia lo abarca todo, y el saber sólo está en manos de unos pocos privilegiados. Pero un grupo de eruditos quiere cambiar eso, y acercar los libros a todo el mundo.
Deberán hacerlo clandestinamente, porque la nobleza no quiere perder sus privilegios, y la Iglesia intentará evitar que ciertos libros “peligrosos”, como los Evangelios, lleguen al pueblo llano. El protagonista, un orfebre llamado Lorenz, llevará a cabo esta tarea ayudado por su hija. Precisamente él, es uno de los atractivos de la historia: un hombre humilde, que ha sufrido una gran tragedia y que lucha por salir adelante. A pesar de todos los obstáculos que la vida ha puesto en su camino, su destino es cambiar el curso de la historia.
La época está muy bien ambientada, y a medida que vamos pasando páginas, se van sumando personajes a la trama. En un principio puedes tener la sensación de que te vas a perder con tantos nombres, pero el autor los va introduciendo poco a poco y no deja cabos sueltos. Todos están justificados.
Es un libro que os recomiendo porque tiene de todo: supervivencia, luchas de poder, secretos del pasado, amor y acción. Y en cuanto al autor, habrá que tenerlo en cuenta de ahora en adelante.
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