Y es en el país nipón donde está ambientada “La sonrisa de los cerezos en flor”. La
joven Emily Watson deberá embarcarse en un viaje desde el Londres de finales
del siglo XIX a Japón, tras la extraña desaparición de su amado Thomas, para
encargarse de la fábrica de seda y las plantaciones de té que su familia posee
en una villa cercana a Tokio.
Emily conocerá la realidad de un pueblo que ha permanecido
cerrado al mundo durante siglos, y deberá introducirse en la magia y el
misticismo de una tierra remota en la que la tradición feudal y el progreso van
unidos. Un paisaje muy diferente de su Inglaterra natal en el que los fantasmas
del pasado la guiarán misteriosamente en su búsqueda de la felicidad.
Tras residir seis años en Tokio, y publicar varios artículos
en revistas y prensa sobre la cultura, el arte y la sociedad orientales, además
de trabajar como asistente para guías de viaje, con esta novela nos adentra en
la mentalidad, costumbres y preceptos de una sociedad tan especial como la
japonesa.
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