Los protagonistas son varias familias (en esto recuerda un poco a la trilogía de Ken Follett), todas judías, aunque algunos personajes se enteran más tarde de su ascendencia semita. El libro narra las vivencias de cada clan, que acaban interconectados, y el ascenso del nazismo en Europa, hasta el estallido de la guerra. Al mismo tiempo, relata el auge del sionismo y cómo llegó a gestarse la proclamación del Estado de Israel.
Para contar todo ello, el autor se ha documentado exhaustivamente, y combina con maestría los personajes de ficción con los reales, y va incluyendo giros inesperados a lo largo de toda la historia.
El relato comienza con Selma Goldman, una mujer que da a luz a su hija Esther el mismo día en que se firma el Tratado de Versalles, que ponía fin a la I Guerra Mundial. Un hecho muy bien elegido, puesto que ese tratado fue el caldo de cultivo perfecto para que Hitler sembrara el odio en Alemania.
El padre de Esther es Paul Dukas, un médico judío convertido al cristianismo, aunque se dará cuenta que eso no basta para ser un ciudadano de primera. Paul se casa en segundas nupcias con Eva Gessner, hermana de Joachim y Stefan, que ocuparán puestos de importancia en el partido nazi. También conocemos a Ilse, hermanastra de Selma; a Lowe, una joven judía a la que Paul rescata de un burdel; a Constanze y Angelica, aristócratas prusianas que presenciarán horrorizadas los crímenes contra los judíos…
En resumen, un crisol de historias conectadas entre sí por la barbarie de la guerra, y enlazadas de manera magistral por el autor, que antes había escrito otros dos libros relacionados con la historia de los judíos: “Shalom Sefarad”, sobre la expulsión de los judíos de España, y “Tierra prometida”, sobre la creación del Estado de Israel.
Aunque la extensión de la novela puede pecar por exceso (casi 800 páginas), es totalmente recomendable.
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