Es una novela de intriga, pero con un planteamiento
distinto, ya que no tiene nada que ver con crímenes y su posterior
investigación. Pero sí que hay un detective, Grand-Duc, que debe resolver un
caso que parece no tener explicación.
En 1980 un avión se estrelló en el monte Terrible, en la
frontera franco-suiza: sólo hubo un superviviente, un bebé de tres meses. Pero
entre el pasaje, había otro bebé de la misma edad. Una familia muy poderosa y
otra muy humilde se enfrentarán para demostrar que el bebé pertenece a su
familia.
Grand-Duc recibe el encargo de investigar el caso, sin dejar
ni una sola pista por analizar, y para ello tiene de tiempo hasta la mayoría de
edad de la criatura. Obsesionado por el caso, decide suicidarse la víspera del
fin de su contrato, frustrado por no haber obtenido resultados…pero en el
último momento ve algo que había pasado por alto.
El autor cuenta paralelamente el diario del detective y los
movimientos de todos aquellos que se vieron envueltos en el caso, añadiendo
poco a poco pequeños giros que rompen los esquemas del lector (cada vez que me
planteaba un interrogante, encontraba la explicación y tenía que empezar de
nuevo a hacer deducciones).
Por ponerle alguna pega, debo decir que la historia de amor
no encaja demasiado en la trama, aunque también es cierto que el escritor ha
pasado bastante de puntillas sobre este asunto. Por lo demás, es una lectura
entretenida, con una trama de intriga original y diferente, y está contada de manera
ágil y directa.
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