La verdad es que da gusto toparse con uno de ésos libros que, una vez lees la primera página, no lo dejas hasta terminarlo. Ya me habían hablado de “Las tres heridas” varias veces, así que decidí dejarlo como “pendiente” y esperar a que saliera en edición de bolsillo.
La historia de Paloma Sánchez-Garnica comienza cuando Ernesto Santamaría, un escritor en busca de una buena historia que escribir, encuentra en el rastro una caja con la foto de una pareja y unas cartas. La pareja está formada por Andrés y Mercedes, y se tomó el día que estalló la Guerra Civil. A partir de ahí, Ernesto decide investigar qué pasó con ellos, y con el hijo que ella esperaba.
Descubrimos la historia de este matrimonio y de otras personas en aquellos años, como la familia Cifuentes, o los inquilinos de la pensión de doña Matilde, entre ellos Arturo, novio de Teresa Cifuentes. Todos ellos llegan a cruzarse, y sus destinos se enlazan de por vida. Pero de forma paralela, asistimos a las investigaciones de Ernesto para aclarar qué ocurrió con todos ellos, llegando a dar con algunas de estas personas, hasta encontrar la verdad.
Es precisamente esa alternancia en el tiempo lo que da ritmo a la novela, además del estilo ágil y directo de la autora, lo que hace que el lector quiera seguir avanzando en la historia. Por otra parte, está muy bien documentado, y enlaza con maestría las diferentes etapas del conflicto, y los distintos giros que adquiere la trama.
Un último apunte: el título “Las tres heridas” hace referencia a un poema de Miguel Hernández, también presente en este libro.
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