Como ya sabéis, soy adicta a las landscape novels, y me gusta elegirlas en función del país en el que se desarrolla la trama. Después de haber leído varias ambientadas en las antiguas colonias del Caribe, me decidí por esta de Norah Sanders, que transcurre entre California y Alaska.
El comienzo promete: la protagonista, Shannon, regresa a casa tras viajar por todo el mundo, y debe casarse con Rob, el rico heredero que su abuela, propietaria de uno de los mayores imperios empresariales de California, ha buscado para ella. Pero conoce a Jota, un misterioso desconocido, del que se enamora y se queda embarazada. Cuando él marcha a Alaska, ella va en su búsqueda.
Hasta aquí, todo bien. Pero cuando la autora comienza a contar las peripecias de Jota en Alaska, el ritmo decae. Además, no se entiende muy bien que Shannon esté igual de enamorada de Jota que de Rob, con quien se casa. Y tampoco se entiende que Shannon y Jota mantengan el misterio de quién es quién casi hasta el final de la novela: los dos pertenecen a las familias más importantes del estado, y tienen muchos conocidos en común, pero tardan años en saber que Jota es en realidad Josh Brandon, y Shania es Shannon Tyrell. Es decir, que están muy enamorados pero desconocen la verdadera identidad del otro.
Por otra parte, en la historia aparecen varios personajes que van complicando la trama, y que ayudan a mantener el interés, pero de forma irregular, ya que el argumento y el ritmo tienen bastantes altibajos. Eso sí, al final ocurre algo inesperado, que se agradece, aunque podría haber ocurrido antes.
En resumen, me ha resultado ameno al principio, pero tedioso en muchos momentos; quizás le sobren varios capítulos.
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