Hace unos meses me leí de un tirón “El guardián invisible” de Dolores Redondo, la primera entrega de la trilogía del Baztán; por ello, tenía que averiguar cómo continuaba la historia, y debo decir que me ha enganchado aún más que la anterior.
En “Legado en los huesos” la acción comienza desde la primera página, cuando la inspectora Amaia Salazar acude al juicio contra el asesino de la niña Johana, que se suicida en el baño de los juzgados y deja una misteriosa nota dirigida a la protagonista.
Amaia está embarazada, y el hecho de ser madre cambiará su manera de ver la vida, de modo que asistimos también a la evolución del personaje. La protagonista sigue atormentada por sus miedos personales, y por los misterios familiares, al igual que en la anterior entrega, y la mitología de Elizondo, pueblo natal de Amaia, sigue presente en este libro, pero en menor medida, en favor de la vida conyugal y las relaciones personales de la inspectora, que cobran mayor protagonismo. Otro escenario que adquiere importancia es Pamplona, su lugar de residencia; no tanto como el valle del Baztán, pero se va haciendo un hueco en la historia.
Por último, hay que destacar que la autora, dando pequeñas pinceladas que salpican todo el relato, va recordando al lector lo ocurrido en el primer tomo de la trilogía, con lo que facilita el ejercicio de memoria necesario para ello (es imposible acordarse exactamente de todos los libros que se leen), y como colofón, la trama da un giro y nos deja con ganas de saber qué ocurrirá en la próxima novela, que llevará por título “Ofrenda a la tormenta”. Saldrá a la venta en 2014, así que ya queda menos para conocer el desenlace de la serie.
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