Maeve Binchy es una de esas autoras cuyas historias siempre te hacen pasar un rato entretenido. Poco a poco he ido leyendo todos sus libros (creo que ya sólo me falta por leer “Una semana en invierno”, publicado tras su muerte), y aunque algunos me han llenado más que otros, siempre los leo con agrado.
Este libro del que os quiero hablar, “Los bosques de Whitethorn” era el que menos me llamaba la atención por su argumento: un pueblo dividido por la construcción de una carretera que puede arrasar su bosque y el pozo de Santa Ana, un lugar al que sus habitantes acuden para pedir favores a la santa. Creo que este pozo ya salía en “Ecos del corazón” ( es habitual que repita lugares y personajes en sus libros).
Pues bien, debo decir que me ha gustado mucho, porque difiere de sus otras novelas en el hecho de que presenta a los personajes de modo separado, y por parejas, para conocer las dos versiones de una misma historia. Son historias independientes, que giran alrededor de la localidad de Rossmore donde habitan o de donde provienen la mayoría de los protagonistas del libro, y de su famoso pozo de los deseos.
Es decir, todos son protagonistas, y todos tienen peso en la historia, porque la autora pretende presentarnos a las diferentes personas que de una u otra forma se verán afectadas por la construcción de esa carretera, y nos cuenta los hechos más relevantes de sus respectivas. El pozo de Santa Ana es el único nexo común entre todos ellos.
Si habéis leído otras novelas de Maeve Binchy, esta os gustará, porque se sale de su estilo habitual, aunque eso sí, la historia transcurre de nuevo en Irlanda, y hay personajes que hemos conocido en otras de sus historias.
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