Comienzo mis recomendaciones de esta semana con mi autora favorita, Isabel Allende, y uno de sus primeros títulos que cayó en mis manos, “De amor y de sombra”. Años después tuve la suerte de ir a una firma de libros, con motivo de la presentación de “Afrodita”, y me lo firmó.
Esta es la historia de una pareja que se ama en plenitud, y se salva así de una existencia vulgar. Sobre esta segunda novela, la propia Allende explicó que la había mantenido guardada en la memoria, hasta que llegó el momento de contarla. Es una historia de amor, pero que también relata las duras situaciones que se han vivido en varios países de América Latina. Al igual que “La casa de los espíritus”, este libro vuelve a ser un exponente del realismo mágico.
Con un argumento totalmente distinto, “La decisión de Sophie” de William Styron es otro de esos libros que se me han quedado grabados. La protagonista es una joven polaca que vive en una casa de huéspedes de Brooklyn en los años cuarenta. Allí también viven Nathan, un joven judío obsesionado con el pasado, y Stingo, un hombre llegado del sur y que está convencido de que llegará a ser un gran escritor.
Sophie ha vivido el holocausto, y el autor se sirve de ella para contar la historia de millones de personas. Pero también trata de analizar la condición humana, tanto del que sufre como del que castiga, para reflexionar sobre cómo una persona intenta superar su pasado. Este libro tuvo una adaptación cinematográfica que le valió a Meryl Streep el Oscar a la mejor actriz en 1983.
Y para terminar esta semana, un título de intriga pero ambientado a medio camino entre la actualidad y la época medieval. Dicho así suena un poco extraño, pero “Ladrón de almas” de Ann Benson es una de esas historias que, una vez que empiezas, no puedes abandonar hasta el final.
La trama comienza en Nantes, en el siglo XV, cuando un importante hombre de estado se ve involucrado en la desaparición de varios niños. Ya en el año 2002, y en la ciudad de Los Ángeles, el agente Dubar debe investigar unas desapariciones similares. Lo más inquietante es que en ambos casos, separados por varios siglos en el tiempo, tienen inquietantes coincidencias.
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