Sigo con mi afición a las landscape novels, aunque procuro elegirlas con cuidado para que no me resulten repetitivas. En este caso elegí este libro de Isabel Beto porque la historia tenía lugar en Brasil y en la selva amazónica, de modo que me ofrecía la posibilidad de cambiar de escenario (ya he leído varias que transcurrían en las colonias británicas).
De todos modos, hay cosas que se repiten en estos libros. Por ejemplo, la protagonista. Una vez más, en esta novela hay una joven europea que se ve atrapada en un matrimonio concertado y debe abandonar su país para vivir en la otra punta del mundo con un hombre al que no ama.
Amely debe casarse con Kilian, un barón del caucho que vive en Brasil. Al llegar a su destino se encuentra con un hombre despiadado que ha perdido a sus tres hijos, de los que no quiere hablar. Pero a ella le pica la curiosidad y despierta su ira. Una noche decide poner fin a su tormento, pero es secuestrada por un indígena que la lleva a la profundidad de la selva.
Esta es la mejor parte de la historia, su vida con una tribu de indígenas del Amazonas, que encierra una sorpresa y un terrible secreto. También una historia de amor imposible (esta es otra característica de este género literario).
Si tuviera que buscarle un fallo, es el hecho de alargar algunas partes de la trama, que ralentizan el ritmo de la narración, mientras que el desenlace se desarrolla de manera demasiado rápida.
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