La reina del género de intriga sigue en activo, y así lo demuestra “Temor a la verdad” (Plaza y Janés), su trigésimo primera novela, en la que presenta una nueva historia en la que nada es lo que parece a primera vista.
Un incendio es el punto de partida de un relato en el que la protagonista, Kate Connelly, parece ser la responsable. Las llamas han destruido el negocio familiar de muebles antiguos de imitación que fundó su abuelo.
La investigación policial apunta a un incendio provocado, el típico siniestro en el que el propietario de un negocio en crisis trata de sacar provecho a la desesperada.
Mientras Kate está en el hospital, su hermana Hanna se convierte en el pilar familiar, ya que su padre parece estar más abatido y dependiente del alcohol de lo habitual.Y es que debido a la explosión que originó el incendio, Kate está en coma, tras haber logrado escapar de allí. Y esto da lugar a varios interrogantes: ¿qué hacía Kate en el lugar del accidente, de madrugada y acompañada de Gus Schmidt, un antiguo empleado al que jubilaron contra su voluntad hace cinco años?
Todo apunta a ella como responsable del misterioso incendio, pero su culpabilidad dejará de ser evidente cuando la policía descubra un cadáver enterrado al lado de la fábrica. Mientras Kate se debate entre la vida y la muerte, Hannah no tardará en comprender que hay alguien decidido a que su hermana no recupere la consciencia.
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