“Londres después de medianoche” (Seix Barral) se basa en uno de los mayores misterios del mundo del cine: la primera película americana de vampiros, el filme más buscado de la historia, ya que la leyenda asegura que trajo la desgracia a sus actores, porque en ella actuaban vampiros reales.
También se cuenta que los cines que la exhibieron se incendiaron y que aquellos que buscan la cinta desaparecen misteriosamente. Se supone que la última copia se perdió a finales de los años sesenta, pero ahora, un joven afirma haber asistido a una proyección privada.
El coleccionista privado Forrest Ackerman contrata a McKenzie, un agente retirado y hombre de confianza del director del FBI J. Edgar Hoover, para investigar el paradero del filme. McKenzie no cree en maldiciones y acepta el encargo.
Augusto Cruz recupera este misterio del séptimo arte y lo relata mezclando suspense y documentación a partes iguales, contando además anécdotas reales del mundo del celuloide y rindiendo un pequeño homenaje al cine mudo de terror.
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